Michael Phelps, te has fumado los sueños de muchos

La verdad es que me lo he pensado mejor y creo que tanta palabrería puede resultar sensibilera, poco eficaz para lo que quiero trasmitir y hasta hueca para alguno seguro (ver texto de abajo) . Una sola frase: ¡¡Michael majo devuelve las medallas de Pekín y a casa!!. Para ver ejemplos de honestidad y trabajo bien hecho y buen hacer no tenemos más que encender la televisión u ojear los titulares de cualquier periódico. ¡Ya estás tardando Phelps!

Viendo la imagen más bien parece que te sumerges (literalmente) en el sórdido mundo del cannabis (from pool to pipe). No es de recibo que arremetas contra el amigo que difundió la foto, ni siquiera aunque fuera el mismo que te introdujo por el camino equivocado de la despreocupación y el disfrute de lo inmediato. Eso sería castigar al mensajero, amigo Michael. Tampoco es aceptable, que critiques a los medios de comunicación de todo el mundo por pregonar lo que todos pensamos: nos has fallado Michael, y mucho. Significaste para muchos niños la ilusión de que con capacidad de sacrificio, tesón y unas mínimas condiciones se pueden alcanzar metas como las que tú conseguiste. Ahora con razón se sienten huérfanos. Para ser sincero, vidas ejemplares que emular en otras disciplinas de la vida hay a montones, hojeando cualquier día un periódico o viendo las noticias por la televisión podría darte muchos nombres, pero el problema es que los entresijos de las finanzas y de la política no son tan fáciles de entender para las nuevas generaciones, por lo que la identificación no es tan fuerte, ni tan efectiva. Además ¿que chico no querría tener un porte como el tuyo, aunque no se parezca exactamente al modelo de la Grecia clásica?, ¿y quién necesita parecerse a los "grecianos" como diría tu ex presidente?.

Tuviste una infancia difícil, tus padres discutían continuamente y recurriste a la piscina para aislarte. Nadar, nadar y nadar, durante horas y horas no sólo te hizo más fuerte, sino que te convirtió en un héroe del deporte sin parangón. Nadar, comer, y dormir, nadar comer y dormir. Eso es lo que dices que has hecho en exclusiva durante cuatro años para preparar los últimos juegos olímpicos (quiero creerte). Y yo te pregunto, ¿tan duro hubiera sido seguir ese modo de vida durante toda tu carrera deportiva?. ¿Acaso no se te ocurren condiciones de vida más duras que esa hoy en día?. Además, con llevar una vida discreta tras tu retirada, alejada de excesos, hubiera sido suficiente para que el ejemplo del coloso de la piscina se hubiera convertido en leyenda. Sabes lo que eso hubiera significado en vida: conferencias, premios, patrocinios vitalicios, fundaciones benéficas bautizadas con tu nombre, y después: el mito que lleva a la inmortalidad.

En fin, no ha sido así, se te perdonó dar positivo mientras conducías en un control de alcoholemia hace años, pero esto es el final, ya no valen tus disculpas. Ya no hay remedio, de golpe y porrazo te has fumado las ilusiones de una generación de niños y jóvenes que te adoraba, que navegará sin rumbo por aguas tempestuosas, hasta que encuentren un referente que les ilusione tanto como tú lo hiciste. Quizá cuando lo encuentren se preguntarán: ¿nos volverá a decepcionar como Michael?, o incluso, ¿es la vida una sucesión de decepciones de la que hay que salir a flote como se pueda?. Qué más decir, pues que tienes suerte que no haya una Sala en el Tribunal de la Haya para juzgar delitos contra los sueños y anhelos universales de nuestra infancia.